Aunque me falta degustar la comida, el local (j*didamente enorme), el servicio y las bebidas estuvieron brutales. Con diferencia el mejor vermut embotellado de Madrid.
Ahora la decoración, le han hecho más cariños que mi tío Paco a su colección de pipas de fumar. Nada más entrar la terraza ya intuye atmosfera cavernosa para luego entrar en una gruta paralela a la barra alumbrada for antorchas. Al final se alumbra por la presencia de un patio interno, típico español y rodeado de ventanales con mesas del restaurante. En esta gran sala se encuentra la legendaria Excalibur, aún encajada, a la espera de un pretendiente digno de la Mesa Redonda (al fondo a la derecha)
Genial! El local es muy chulo y la comida riquisima. A destacar la atención. Dani nos recomendó y nos atendió de 10. Pedimos las croquetas de rabo y el Tbone. Comimos genial y estuvimos súper a gusto. Volveremos!
Lo cierto es que en ambiente no podemos poner un gran ambiente, estuvimos comiendo y había muy poca gente. Comimos bastante bien y el trato de la camarera fue muy bueno.
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