Visité este restaurante gracias a la ruta gastronómica de “Cenando con Pablo” y la verdad es que tienen unas instalaciones muy chulas. Probamos sus patatas bravas con Alioli y la verdad es que nos sorprendieron a todos mucho. Hicimos una comparativa con el mejor sitio de bravas de Madrid y salieron ganando. También probamos las croquetas de jamón, tamaño grande y muy buenas. Volveremos a probar más platos en un futuro.
El menú degustación muy bueno, a un precio económico si contamos la cantidad y calidad de los platos. Aparte comimos unas ostras acevichadas de 10. El local tiene una decoración de los años 80 diferente y original, con un emplatado sorprendente. No hubo ningún plato que me disgustara. Si me tuviera que quedar con tres del menú degustación serían las patatas (muy ligeras), las croquetas (mejor que las de la abuela!) y el solomillo. Salimos a unos 40-45€ por persona comiendo, muy comedida "la dolorosa" (curiosa manera de presentar la cuenta). Me sorprende que no tenga una nota más alta.
Fantástica experiencia, un menú de 10 a un precio realmente genial.
La atención maravillosa, una gran atención y simpatía a raudales.
El ambiente ochentero muy logrado, música de esa década y con el volumen perfecto.
Para repetir. Ha superado mis expectativas.
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