La primera vez que oí hablar de este lugar tan acogedor fue porque un amigo en común (Mayu) me lo recomendó. Desde hace tiempo quería encontrar un lugar tranquilo, con la música no muy alta para poder charlar con mis amigos mientras cenas o tomas alguna copa. Hoy nos hemos presentado allí para tomar algo y no he podido quedar más encantada. Los dos encargados son un amor y te hacen sentir como en casa. El local tiene Wifi gratuito y parece ser que una aplicación para interactuar con la gente del bar que no he usado, pero que espero utilizar alguna vez. Tomé un té (1,50) y dos zumos de melocotón (2,50) que por cierto me encantó, seguramente probaré otros sabores. Lo mejor de todo la decoración y los precios. Mi amiga tomó unos raviolis que no probé pero que a ella le parecieron deliciosos (y por cómo olían, creo que decía la verdad :D) Está muy cerquita de Gran Vía, pero sin estar en todo el mogollón, por lo que es un lugar muy tranquilo y quizás poco conocido (espero que eso cambie, porque la verdad es que se lo merecen). Mención especial para la música, porque aunque no esté alta, sí se puede apreciar y pude disfrutar de canciones que hacía mucho tiempo que no escuchaba en los bares que suelo frecuentar (la canción que estaba sonando cuando entré era Sell Out, del grupo Reel Big Fish, una banda que me encanta y que sólo había podido escuchar en mi casa). Me encantó el lugar e iré pronto con más amigos. Es un lugar perfecto para estar tranquilo y a la vez socializar, e incluso para ir con tu portátil a chatear o escribir si es que lo haces. ¡Gracias por todo!