Nos sentamos en la terraza de este sitio el primer día de nuestras vacaciones porque coincidió que se iban los que estaban, y sinceramente, no hice cosa mejor, el chico que nos atendió 3 días de los que fuimos era un encanto(acabó por reconocernos y saludarnos cuando nos veía) otro día nos atendió otro que no hablaba y el otro día nos atendió una señora que me pareció un auténtico amor, su manera de atender y los detalles de ponernos un aperitivo por si no habíamos comido todavía fue lo que acabo de ganarnos. La ubicación es increíble. Sin duda alguna, en mis próximas visitas a Madrid será el lugar al que vaya a tomar algo.
Bar bastante regular para tomar algo. Nada especial ni fuera de lo normal.
Fuimos con reserva y nos guardaron como un pequeño saloncito. No pasamos frio, no había que esperar ser atendido siempre estaban pendientes. Buen trato buena comida y el camarero nos atendía cada vez que teníamos una duda. Lo recomiendo pero ir mejor con reserva.
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