Tradicional bar de barrio con trato cercano. Nos recibieron y atendieron muy bien. Nos asesoraron muy bien sobre cantidades a pedir y nos recomendaron también de forma acertada. Nos pusieron varios pinchos con la bebida mientras decidíamos qué comer. El local es pequeño pero acogedor, muy del Atleti ; también dispone de alguna mesa fuera. Para sacar al baño no hay escalones pero es pequeño así que casi seguro no puede pasar una silla de ruedas. En la carta hay variedad de raciones, bocadillos, tostas...yo que tengo intolerancia al gluten pude comer sin problema. Las raciones son generosas y están muy bien elaboradas. El pollo Kentucky se sirve con salsa de mostaza y miel pero también nos ofrecieron barbacoa: muy bueno (yo solo probé un poco por el gluten) Los torreznos no son los de Soria, es más bien una panceta troceada bien tostada y crujiente con unas arenas de sal gorda; muy rico también. Nosotros pedimos 1/2 ración. La tortilla está muy suave, poco cuajada y jugosa (pedimos media) La oreja espectacular: crujiente con su perejil y ajo. Se sirve con limón y nos ofrecieron aparte una salsa picante (sin gluten) que estaba muy buena también. Iba con dos niños y les pusieron un platillo con gominolas cuando terminamos; todo un detalle. Muy buena relación calidad-precio. Recomendadísimo este sitio. Volveremos a probar otra raciones.

Maravilloso! Tapas abundantes, precio razonable y un trato como en casa. Es un bar de barrio, atendido por sus dueños, que te tratan como a uno más. Me sentí muy cómoda y me fui super satisfecha. El bocadillo de patatas es alucinante!