Entramos para tomar una sidra natural, pero acabamos picando algo para cenar.
El servicio es bueno, son muy atentos, algo comprensible teniendo en cuenta que hay mucho personal para una noche de poca gente. La decoración es muy rústica, lo que genera un ambiente agradable, muy de casa.
La comida estaba buena; por poner una pega para nuestro gusto al lacón le faltaba un poco de pimentón picante y los pimientos rellenos parecían precocinados, aún así la experiencia fue positiva. Recomendamos pasar a tomar una botellita.
Hace un año estuve aquí y nada a cambiado de lo bien que te atienden y la comida típica en una zona donde ha habido muchos
Cambios por el turismo.
Cien por ciento comida española, esta vez pedimos ración de Ibérico de Salamanca y las orejas, un manjar.
Un carajillo al brandy y un arroz con leche.
Recomendable
Entré atraído por la antigüedad y es un local muy interesante, son fascinantes esos toneles tuneados! y todos los aperos típicos asturianos.
Tomé un pincho de tortilla y estaba rico (sin entrar como en la mayoría de los bares en la categoría gourmet), el trato muy amable.
Necesitaría probar más para dar una reseña más amplia, pero me ha gustado el ambiente, el establecimiento tiene solera y encanto y más céntrico al lado de la Puerta del Sol es imposible.
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