Este bar es uno de esos sitios escondidos de Madrid que cuando lo descubres te encanta. Ideal para ir en pareja o con amigos a cenar, tapear, tomar cervezas, de tranquis, coctails, ... Además los precios asequibles, unos 15 euros por cabeza. El personal es muy simpático y el establecimiento está muy bien cuidado. La comida de calidad. Muy recomendable.
Un sitio pequeño y acogedor, muy agradable (incluyendo el servicio), donde poder probar unas tartas espectaculares en porciones generosas. Buen café y carta de combinados (ginebras, ron y whiskys) nada despreciable y bien preparados, combinando correctamente los ingredientes y con la copa fría para no aguar la mezcla con el hielo.
Estupendo para terminar un mediodía en la Latina si dejamos este sitio para hacer la parada de postre y café, como colofón a una ruta de tapas.
Para mi es de los mejores sitios en los que desayunar, comer, merendar o cenar, da igual a lo que vayas que saldrás contentisimo. Los precios muy acordes con la calidad. La comida casera es esquisita y encima mientras degustas los maravillosos manjares puedes ver cada mes una exposicion distinta. Lo mejorcito las tartas que las hacen allí los propios camareros.
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