Taverna que mantiene la esencia de las de toda la vida. Un lugar de barrio donde socializar al tiempo que te tomas un vermut o una cerveza, acompañado de un queso curado, un hummus, una crema de Cabrales a la sidra o cualquier otra tapa especialidad de la casa, siempre apuesta segura. Todo ello servido con simpatía y buen hacer de la propietaria, Patricia. Un lugar de parada obligatoria, tanto a mediodía como de tarde, para disfrutar y compartir el Madrid más auténtico.
Una taberna localizada en una antigua bodega que conserva las tinajas originales. La reforma del establecimiento respetó elementos de la antigua decoración con mucho gusto.
Lo mejor es la simpatía de las trabajadoras y las tapas generosas y sabrosas de cocina. Hay una buena variedad de vinos donde elegir
Un lugar de lo más recomendable.
Hace poco más de un año dando un paseo tropezamos con ésta peculiar taberna. Descubrimos un acogedor y grato lugar para tomar el aperitivo, y nos gusta tanto que nos juntamos con los compis cada vez que podemos. Las tapas están increíbles,los precios muy a corde en una justa relación calidad y la música bastante animada. Nos ha encantado y seguiremos disfrutando de éste tipo de iniciativa audaz y rompedora, que nos hace sentir como en casa. Muchas gracias Patricia y Rebeca!
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