Hemos comido el menú de fin de semana y estaba todo fantástico.
Muy buena atención y muy a gusto en la mesita redonda del salón, muy tranquilo el ambiente en fin de semana. 25€ el menú, eso si las bebidas aparte.
El detalle de las anchoas caseras como aperitivo muy de agradecer
Restaurante de comida de mercado. A mediodía tienen un menú por 13€. El local tiene mesas en la planta baja y en otra planta a la que se accede mediante escaleras, algunas altas, otras bajas. Cuenta con terraza cubierta y también a pie de calle. No cuentan con código QR ni carta en papel, sino que el camarero te "canta" los platos que hay de primero y de segundo. Las mesas están solo con el mantel. Cuando llegas te ponen los cubiertos, el vaso y el pan si comes de menú. De fondo suena música que hace agradable el ambiente, evita silencios incomodos y permite hablar. La parte de arriba la atiende un solo camarero, bastante eficiente y amable. Hay muchos clientes fieles que repiten y vienen a tomar el menú del día.
Me llamó la atención que cuando pides agua en vez de traerte una botella de agua mineral te sirven agua en una botella de vidrio con agua del grifo que filtra un aparato. Está muy bien como gesto sostenible pero es como tomar agua del grifo, en ese caso tendrían que avisarlo y no cobrarte un menú completo como si pidieras un refresco o cerveza. El salmorejo estaba bueno de sabor, aunque con la textura liquida del gazpacho. El arroz meloso muy bueno. La dorada bastante seca, me costaba separar la carne de las espinas. El pollo algo mejor, aunque también algo seco. De los postres destacar solo el tiramisú, la tarta de Santiago demasiado seca. No me pareció higiénico que los postres estuvieran expuestos en una mesa sin nada de protección.
Un buen restaurante para comer a diario en la oficina y sin desplazarte a casa para poder ahorrar tiempo aunque te impida la cabezadita de 10 minutos.
Simple, limpio y agradable.
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