Queríamos celebrar mi cumple y elegimos este restaurante que nos habían hablado muy bien de él.
Cenamos en la terraza porque hacía muy buen tiempo y fue un acierto, la terraza es muy agradable para comer, las mesas son anchas y cómodas.
El trato de los camareros es agradable, cercano y atento.
La comida esta muy buena, pedimos unas patatas al cabrales (buenísimas) y dos segundos: pechuga de pollo y costillas barbacoa,no nos lo pudimos terminar, con los segundos platos hubiera sido suficiente.
Recomiendo tanto el sitio como la comida, nosotros repetiremos en otra ocasion.
La comida estuvo espectacular, la carne muy tiernas, la cazoleta de morcilla buenisimas, en resumen la comida de 10. Nos atendieron muy bien. Los camareros simpaticos, atentos y nos aconsejaron muy bien sobre lo que pedir. De las cuatro veces que he ido todo muy bien. Siempre nos hemos sentado en la terraza cubierta i por poner una pega, la última vez había demasiada gente fumando, lo cual es bastante molesto cuando estas comiendo, Por este motivo no le doy las 5 estrellas.
Fuimos cinco comensales, yo elegí el sitio para conocerlo, y al final, como en los toros, división de opiniones. Unos pedían la oreja, y otros silencio, pero sin silbidos, en función de tus exigencias. Atención correcta, Servicio bien, la comida buena, postres piña seca ( no para carta.) Precios razonables, pero no acorde con el establecimiento. Si buscas elegancia o confor, no es el sitio. Te colocan con total naturalidad cinco adultos en unas mesas imposibles por el tamaño, tuvimos la fortuna de que pudieron combinar otra al lado y nos cambió el semblante, porque mal empezábamos. Al final la carne y las dos botellas de buen vino, apaciguó los lamentos, pero los dos exquisitos del grupo, ( más exigentes ) solo dieron su aprobado. Como está cerca de casa, creo que volveré para cerciorarme de lo expuesto, a lo mejor no le he encontrado la magia.
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