Un servicio amable y cercano, producto de calidad y ambiente relajado. Un pequeño oasis en mitad de Madrid para disfrutar de los buenos productos gallegos. Los precios es lo único que me parece que son algo elevados ( cena 2 personas de raciones con vino casi 100€) por lo demás recomendable.
Taberna gallega con productos frescos y un trato muy cercano por parte de Chus, que te presenta la carta con sus especialidades. Las ostras tienen todo el sabor del mar si es de tu agrado, el pulpo delicioso aunque ración pequeña. San Martiño de pescado todo un acierto (se recomienda comer con piel) y cierre de menú con croca de ternera en su punto
Sitio muy recogido, de ambiente muy familiar y muy bien atendido. Muy amables y sinceros con lo que había que pedir o no hoy. Dejamos que nos asesorara en cantidades según lo que nos gustaba y quedó sitio para compartir un postre, perfecto. Pulpo imprescindible, zamburiñas, mejillones y tomate muy muy ricos. Si hubiera un pero le pondría al pan, que como es imprescindible para las salsas y aceites, yo lo mejoraría un poco. Albariño y crema de orujo muy necesarios para acompañar. De postre filloa con conjuro, perfecto. Muy recomendable, ahora en julio no hemos reservado pero fuera de este mes recomiendan hacerlo. Volveremos sin duda
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