El ambiente es lindo y amplio, la atención muy buena, siempre están pendientes de las mesas. La calidad y variedad de los platos es excelente, hemos venido varias veces y siempre nos sorprendemos por la calidad de su comida. Esta vez probamos también la tarta de queso, nos sorprendió y nos gustó mucho, un sabor diferente y que definitivamente volveremos a probar.
Restaurante curioso y original tanto en la decoración como en la carta. Los camareros van vestidos con un mono verde como si fueran pilotos de avión. Todas las mesas cuentan con una especie de baúl de madera con tapa para meter bolsos, abrigos… muy útil. Llama la atención la zona de cocina por la parrilla y las mesas cuentan con un cubo con hielos donde están enterradas las cervezas. Cuando te llevan a la mesa te recuerdan que solo puedes estar 1h y media. Los platos son más bien como tapas grandes. Te recomiendan pedir entre 3 - 4 platos por persona. Muy lograda la estética, impresionante la mezcla de sabores y muy atentos los camareros. Lo que más me gustó: el pollo frito y la entrecostilla de wagyu. Lo que menos las berenjenas
Es un restaurante amplio con platos algo diferentes, buen servicio y todo tipo de bebidas disponibles. Está en la castellana, puedes aparcar más o menos bien en la periferia. La calidad precio es buena, aunque precios algo elevados. Me encantó el arroz.
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