Genial restaurante con estrella, al lado de Las Canteras. Los platos son muy sabrosos, inspirados en la comida tradicional canaria pero no te esperes a algo típico, el twist que le da el cocinero es brutal. El sitio en sí no es muy atractivo, bastante pequeño y con una decoración normal, nada especial. Los servicios también pequeños, algo incómodos. El personal es muy amable, elegante y profesional, pero joven, moderno y cercano. La carta de vinos, que está compuesta al 100% por vinos canarios, es bastante corta (un minus para mí gusto, pero entiendo el concepto). Mejor ir con maridaje, aunque está hecho exclusivamente con vinos de las islas, va muy bien con la comida y son vinos interesantes (ediciones limitadas, experimentos). El precio del maridaje me parece algo subido, pero es lo que hay, se los perdona por la calidad de la comida.
Cocina canaria de autor. La comida está muy buena, la presentación es fabulosa y el maridaje puede parecer extraño al principio, pues se sale de lo habitual, pero los vinos van muy bien con los distintos platos que ofrecen.
Sorprende la oscilación de tipo de cocina en los platos, trabajan con producto local, le dan el "twist" canario, lo que produce una sensación sorprendente en cada plato.
El único "pero" de la noche fue el orden de los platos; la sepia es una explosión de sabor (lo más sorprendente para mi gusto) y el siguiente plato (la vieja) se queda muy soso en comparación.
El último postre es un statement: cierre perfecto del menú con una combinación a medida de las proporciones entre creatividad y chocolate.
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