La experiencia gastronómica es muy buena. Los platos, como se esperan de un 3 estrellas michelin, buen producto y buena elaboración.
El servicio es magnífico, todas las personas que nos han atendido muy profesionales y agradables.
El edificio, ha sido planificado para hacer un recorrido con 4 puntos, un edificio maravilloso, muy bonito y funcional, pero… demasiadas mesas en el mismo servicio. Mesas muy pegadas las unas a la otras. Ha sido el único “pero” que le puedo poner.
Realizamos una ruta gastronómica y Azurmendi nos resultó el mejor. Superó todas nuestras expectativas, las dinamitó.
Es una experiencia inolvidable, realmente única. Normalmente, en los menús hay platos que están mejores que otros, pero Eneko y su equipo lograron que cada bocado sea especial por algo; ninguno te deja indiferente. Los platos son preciosos estéticamente y deliciosos al paladar. Desde que inicias con el picnic de bienvenida, cada bocado es único. No puedo olvidarme del Limón Grass, el Brioche de Salazones o el Caldo de Alubias. Al finalizarlo, pasas por la cocina y tienes una pequeña degustación; El Huevo y el Merengue trufados con la bebida de manzana fermentada son realmente insuperables. En el jardín, continúan las sorpresas; jamás imaginé que las hojas, flores y ramas podrían comerse. Deliciosas. Aquí, el bocado de "col y flor" fue el más insípido, pero el resto también estuvo riquísimo.
Me costó mucho hacer una selección, pero me gustaría destacar los platos "espárrago en texturas"; el de "quisquillas y esencia de hierbas" tenía tanta delicadeza que se deshacía al comerlo. El "Aire de boletus", que parecía un café expreso, me encantó, al igual que el bogavante. Todos son inolvidables.
La única queja fue que el salón estaba completamente lleno y hubo ocasiones en las que nos sentimos un poco olvidados, especialmente con el agua que nos faltaba, llegando incluso a servirnos nosotros mismos. Por todo lo demás, es inmejorable.
No sé si valorar más la comida o la experiencia de haber estado en el restaurante. Es decir, creo que cualquier persona que lo haya visitado, y es observadora, estaría de acuerdo conmigo en que el lugar (el establecimiento en sí) desprende el concepto de restauración sostenible por los cuatro costados y, además, la pasión y la exigencia son palpables entre el personal de cocina.
Si me centro en la comida, ésta no fue un ¡WOW!. Me sorprendió que no lo fuese porque, para mí, uno de los mejores restaurantes que he visitado es el Basque de Eneko (Sevilla, España). En Azurmendi, la elaboración es muchísimo más compleja que en los restaurantes Basque, sin embargo, no sentí que los sabores fueran originales e irrepetibles, por así decirlo. Es cierto, que la visita la hicimos en verano y quizás el menú en otoño o invierno sea mucho más interesante. Esto no le quita mérito alguno, es sólo cuestión de gustos.
Los pases que más me gustaron fueron: polvorón Joselito; huevo trufado; rosa y néctar; talo marino, quisquillas (las mejores que he probado en mi vida); bogavante asado; y castañeta de cerdo ibérico. El único pase que no me gustó fue la ostra que venía acompañada con un granizado de algas, la cual era incomestible por el sabor tan “marino” que presentaba.
Por último, destacaría y agradecería el gesto que tuvo el chef, Eneko Atxa, acercándose a cada una de las mesas de los comensales preocupándose por nuestra experiencia. Muy pocos chefs tienen este gesto.
Resumiendo un poco, recomendaría por completo este restaurante, vivir la experiencia y, principalmente, observar atentamente la elaboración de la comida, es espectacular.
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