Muy buen restaurante para probar carnes con un amplio proceso de maduración.
Si quieres probar buey de verdad hay que estar dispuesto a pagarlo,si no lo pagas no es buey.
Las chuletas y la cecina de buey son simplemente espectaculares.
Buen servicio por parte de los camareros y el propietario José Gordon.Con nosotros fue muy agradable y simpático.
Dado el producto que ofrecen,la relación calidad precio es correcta.
Una experiencia única e irrepetible (salvo porque "amenazamos" con volver). El trato de todo el personal, excelente, especialmente el de Verónica. La comida, imposible encontrar delicia parecida en otro lugar. Del cuidado y tiempo de mimo del producto tuve conocimiento por el programa de "El Arcón", pero nunca habría imaginado que ese trabajo podría traducirse en algo tan divino para el paladar. No podría soñar con un regalo de cumpleaños mejor. 🫶
Hemos ido muchas veces a "El Capricho", la mayoría de ellas hace más de 15 años, cuando aun no se habían hecho mundialmente famosos y servían una comida más casera, aun recuerdo su deliciosa tortilla asada, hoy por hoy desaparecida de la carta.
Desde que ganó fama y empezó a salir en los medios, la cocina se refinó y los precios se multiplicaron, por lo que nuestras visitas al restaurante se redujeron. Sólo hemos ido dos veces desde entonces. La primera, ya hace tres o cuatro años, salimos bastante decepcionados, tanto por el servicio como por la comida, pero esta vez ha ido mejor.
El solomillo está bueno, pero no podría decir que es el mejor que he probado. Precisamente el mejor que he probado fue en este mismo restaurante, pero hace mas de diez años, cuando era el doble de gordo y lo servían envuelto en una tira de panceta, era meloso y delicioso, no se si era el mejor del mundo, pero sin duda se le acercaba. Ahora está simplemente... bien...
Las carrilleras estan muy buenas, tiernas y sabrosas. El steak tartar algo insípido, no tenía muy buen color y a ratos incluso sentía cierto regustillo rancio. Demasiada cantidad, cansa, quizás sería mas adecuado reducir un poco la ración, y con ello, el precio.
La lengua curada muy buena, así como las croquetas de cecina, son generosos en las raciones.
El postre de chocolate está muy rico, el resto de postres sonaban demasiado raros incluso para mí, que me gusta la cocina creativa.
Además de la carta, hay dos menús, con precios propios de estrella Michelín: uno de 120€ y otro de 180€, ambos incluyen su chuletón premium.
No se pasan con el precio de bebidas tipo refresco o cerveza, de los vinos no puedo decir lo mismo.
El servicio muy amable y atento. Original ambientación, ya que está metido en una cueva, la luz es tenue y las paredes son piedra excavada con lámparas de salón clásico clavadas en ellas. Tambien tienen zona exterior, pero cuando llega el frío se queda vacía.
An error has occurred! Please try again in a few minutes