Restaurante por antonomasia de Jesús pobre. Obligado probar su arroz con cebolla la especialidad de la casa. También tienen cocas caseras, figatells y demás productos de la terreta. Todo buenísimo y el servicio excelente. Restaurante familiar, casero, y de pueblo que todos buscamos para degustar comida tradicional y hecha con cariño. Un acierto volveremos sin duda. Precios muy acertados y ajustados teniendo en cuenta la zona y la calidad del producto.
Sentarse a la mesa en Casa Rosita es garantia de expléndida experiencia gastronómica.
Reservamos mesa, desde el principio la atención fué muy atenta y cordial, el servicio fué eficiente en todos los aspectos, dificil de coordinar cuando tienes el local lleno de comensales, mi enhorabuena.
Los productos de primera calidad, pedimos varios platos de picada (puntilla, sangre encebollada, criquetas, etc) todos muy bien elaborados.
Recomiento especialmente la albondiga de puchero valenciano, es sencillamente una esquisitez, todo ello a un precio moderado.
El local dispone de terraza interior y exterior con una acertada decoración rural.
No suele haber problemas de estacionamiento, el municipio es pequeño y tranquilo, especial mención si acudimos los domingos, justo detràs del establecimiento podremos disfrutar de un curioso mercadillo (el riurau) en el podremos comprar de casi todo.
Repetiré seguro.
He vuelto a este restaurante con comida tradicional valenciana y de la zona. Yo tomé sepia y patatas hechas siguiendo todos los procedimientos para las alergias, comí sin ningún problema y todo muy rico. Mis amigos pidieron un arroz con fesols y nabs. Dicen que estaba buenísimo y nada pesado. Ensalada de tomate, muy sabroso y entre los postres les encantó el flan de cazalla.
Servicio rápido y bien atendidos. Como siempre un sobresaliente a la cocinera Rosita. La única pega es que todos chillamos al hablar y había mucho ruido.
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