Bocadillo de los ricos, hecho con cariño y rapidez, en un lugar entrañable y muy tranquilo. De repetir.
Se ajusta perfectamente a lo que indica su nombre; una posada. Yo la conocí después de una extenuante marcha en bicicleta, y la amabilidad del posadero, la maravillosa terraza que tienen y un almuerzo para ciclistas fueron un magnífico final de ruta.
Ahora quiero volver con mi familia a probar la carta.
Buena atención, nos pusieron el plato combinado a nuestro gusto y el ambiente y el pueblo muy muy bueno! Recomendable 100 por 100
Volveré.
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