Sitio bonito, tranquilo y muy agradable, para tomar un pote, picar algo o comer.
Puedes ir con niños que ademas tienes pegado un parque con columpios.
Admiten mascotas fuera, un sitio genial.
Tienes un paseos para hacer rutas preciosas al lado, y tomar algo al volver
Servicio estupendo, estancia singular al ser una antigua escuela transformada en taberna. Comimos revuelto de setas y un txuletón. Todo genial, para repetir fijo.
Hemos llegado un poco tarde y no hemos podido sentarnos donde sirven de la carta así que, nos hemos quedado en las mesas de tapeo. Hemos pedido una ensalada, buenisima, el producto era muy bueno; un pulpo, que para mi gusto llevaba demasiado pimentón y unas croquetas de jamón que también eran buenas. El precio no es muy económico pero como en otros sitios de sus alrededores.
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