Está ubicado en una masía preciosa.
La comida está deliciosa y la atención de diez.
La tarta de queso se cuela en mi top 5.
Y alguna que otra he probado. Volveremos seguro.
Menú diario con gran cantidad y variedad de platos. Grata sorpresa con el arroz de conejo y la fideua, aún pidiendo ración individual, traen paellera a la mesa. El tartar de atún no nos gustó nada, postres bastante bien.
Comer en La Torre de les Aigües ha sido una experiencia genial.
El restaurante tiene varios salones donde, según los comensales, puedes comer de forma íntima y privada. La decoración es principalmente rústica, se trata de una antigua Masia ubicada en un entorno natural, rodeada de campos.
El servicio es muy amable y atento. No se tiene la sensación de estar abandonado.
La comida es deliciosa y cada plato está hecho con mimo y cuidado al detalle.
El único pero que tengo es que no tienen cambiador para bebé en el baño.
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