El sitio está un poco escondido pero se encuentra fácil, un lugar agradable y tranquilo donde comimos estupendamente y estaba todo riquísimo. No le doy las 5 estrellas por 2 pequeños detalles que quedaron un poco cutrecillos. Nos pusieron un aperitivo de pan con alioli, sin haberlo pedido, y nos lo cobraron x 2... Y en los cafés nos cobraron 1€ más por el que llevaba hielo, la 1ª vez en mi vida que me cobran por un hielo. Evidentemente esto no me va a sacar de pobre pero son detalles mínimos que dicen mucho del poco mimo al cliente.
Edito reseña para aclarar:
No, el café no era un café ni doble, ni largo, ni nada especial, era un simple café con hielo, nada más.
Y entiendo que el pan se cobre, evidentemente, como se hace en todos los sitios y en los cuales, muchísimos de ellos, te preguntan si quieres pan, lo que me sigue sin cuadrar es que te cobren un alioli que no he pedido y que sí, me he comido al igual que me como las aceitunas que me han puesto en el restaurante X y no me han cobrado, o el caldo, o lo que se tercie, lo siento, pero no me convence.
Me reitero en la idea de los pequeños detalles.
Un saludo.
Fuí a comer después de buscar un lugar diferente. Y lo encontré. El lugar siguiendo a google no es tan difícil de encontrar, y vale la pena. La atención y mimo del camarero, para mí, un encanto. La comida muy rica y sabrosísima. Felicité al cocinero por ello porque cuando alguien lo hace bien, gusta saberlo. Recomiendo el sitio si sabéis degustar de una buena comida y apreciáis el saber hacer de un lugar así y su ubicación y sus vistas. GRACIAS!
José Carlos Gutiérrez Galeote
+5
Un rinconcito mágico bien escondido en La Palma. El acceso por primera vez puede ser un poco difícil, pero una vez dentro, se disfruta de una experiencia gastronómica increíble. Los numerosos diplomas del Chef Vidal que se pueden observar a la entrada son la antesala de un servicio de comidas en el que todo está cuidado hasta el mínimo detalle, siempre a base de género local y de gran calidad y sabor, tratado con mimo y esmero por el personal, y con unas vistas impresionantes. Quizá en ocasiones se pueden ver desbordados, pero en general el ritmo es bueno y se nota un gran ambiente entre el personal de sala, que se transmite también a los platos. En definitiva, una visita más que obligada. Con todos estos precedentes, el precio es más que adecuado (no se puede pedir más por menos dinero). Volveremos.
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