No sé ni cómo decirlo, algo espectacular, el sitio parece más un chalet que un restaurante, la atención muy personal, la comida hecha en el momento, todo natural y hecho delante del cliente. La pena es que me pilla a casi 100 Km. de distancia, pero volveré; tengo que probar los codillos, si he disfrutado con el plato de hoy y con los entrantes, no quiero ni imaginar cómo será el codillo. Merece la pena probar este sitio. Pedimos unos entrantes (bravas y champiñones), el plato del día (Sauerbraten mit spätzke und rotkraut, carne cocida con vino, salsa de tomate, pasta casera y col roja hervida). El postre delicioso, tarta de manzana y tarta de chocolate, todo casero. Merece la pena esperar un poco a que hagan el plato. La tarta de chocolate ha tardado unos 10 minutos mientras la hacían, pero ha merecido la pena cada minuto de espera, si pasáis por aquí, PARAR Y PROBAR, no os arrepentiréis. Del precio no voy ha hablar, mejor mirar el ticket.
Fuimos a cenar y todo perfecto, la comida se cocina a la vista, algo que es muy raro de ver. La comida diria que es de autor, a todos los platos le da Carlos un toque propio y especial. Los productos se notan de calidad, además, la carne es fresca y excelente cocinada. El trato con el camarero que nos sirvió de 10. Rapidez en el servicio. Nada que objetar negativamente.
Volveremos seguro!!
Estuvimos cenando un lunes y con 6 mesas para servir. Había leído las últimas reseñas por lo que ya sabía más o menos que cenar y lo del tiempo de espera.
Respecto a la cena, entiendo la preparación de productos frescos y el tiempo de espera, etc.
Pero lo que no entiendo es que dos mesas tuvimos que esperar 30 minutos, nosotros dos postres y la otra mesa un postre.
Para mí no tiene justificación.
Por lo demás todo bien.
An error has occurred! Please try again in a few minutes