Éste sitio antes era realmente una farmacia, recuerdo haber hecho uso de sus servicios hace años; ahora es un establecimiento singular, probablemente el más peculiar del Vendrell: conserva todo el ambiente de la antigua farmacia (mobiliario: expositores de brebajes, mostrador, rebotica...) pero en vez de antibióticos te sirven malta de veinte años, un buen vino o una cerveza refrescante, todo ello en un ambiente único, ese que buscas desesperadamente el día en que tu compañera de aventuras inconfesables se ha convertido en tu madre de repente, irremediablemente (lo juro!).
Y ahora una bonita sugerencia, ahí va: sólo le falta un quinteto: contrabajo, violín, piano y dos guitarras, una de ellas para Django y su jazz Manouche; con éste sutil complemento estoy seguro de que pronto vendría Woody Allen y nos contaría historias acerca de sus traumas.
Muy buen sitio para tomar una copa por la noche o hacer un vermut a medio dia! Recomendable buen trato y buen producto
Buen sitio para tomar algo con amigos. Se trata de una farmacia centenaria catalogada como patrimonio cultural del Vendrell, muy acogedor, la visita vale la pena!
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