Hemos estado muy a gusto en este restaurante, el ambiente es mucho más bonito que en las fotos, es como una cochera que la han habilitado con mucho gusto y encanto en una terraza semi-abierta, el ambiente es relajado y tranquilo sin ruido. La comida ha sido maravillosa, probamos la paella de todo pelado, el arroz de cangrejo azul, algunos entrantes y de postre la piña con crema catalana que nos encantó, el servicio excepcional, muy atento, amable y nos atendió con mucha profesionalidad y cercanía.
Pobramos platos diferentes (ortigas, anguila, calamares Terrasseta con tinta) a lo tradicional, fuera del arroz típico de la zona.
Comimos muy bien y el servicio fue muy acogedor.
Precio razonable.
Local bonito, sin terraza ni aires pero con ventiladores que hace que se esté bien para comer a mediados de agosto (quizás se quede corto para los muy calurosos). La fritura de pescado (18€) estaba bien pero para la zona nos esperábamos un poco más. El entrecot (18€) llegó un poco frío, pero nos los volvieron a pasar sin problemas y aún así quedó tal como lo pedimos, poco hecho, era grande y de calidad normal-alta, así que bien. Con la paella marinera no acertamos mucho (14€x2), estaba un poco seca y le faltaba sabor. Quizás la elección del caldoso de cangrejo azul, tal como nos aconsejó la camarera, hubiera estado mejor. El postre de crema catalana (con bailey's, chocolate y nata) tampoco nos mató, sonaba mejor el de arroz con leche (pero ya estábamos llenos). Los precios normales (los postres altos, aunque son caseros), pero la atención de los camareros muy muy buena y atentos.
En definitiva, la comida no estaba mal pero deberíamos repetir con los platos recomendados para extraer un buen veredicto. Tiro alto poniendo 5* pero la atención nos ganó.
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