Llegamos con la idea de pedir pescado y marisco pero cuando vimos que el personal era argentino, decidimos pedir la entraña ( te traen una piedra caliente para que te la hagas a tu gusto) y la molleja acompañada de patatas fritas y pimientos del Padrón, todo muy rico. De entrante pedimos los mejillones: muy buenos. Todo acompañado con un vino tinto de Alicante, que viene acompañado con un plato de queso, olivas y picos. De postre una tarta de queso casera: impresionante. Si tienes prisa no es tu restaurante ya que el servicio es muy lento, pero si buscas buena comida y no tienes prisa, adelante.
Local muy acogedor. El servicio por parte de los camareros muy bueno y cercano. Aconsejando en todo momento y muy pendientes de los clientes. Los platos los sirven con muy buenos tiempos, para que puedas disfrutar de cada uno. La calidad y cantidad de los platos es bastante buena y la relación calidad precio es acorde a lo que comimos. En el baño de mujeres hay un cambiador de bebes con pañales de varias tallas. Algo a tener en cuenta para los padres con hijos pequeños. Recomendado 100%.
Cerca de la zona más enfocada al turismo pero con clientela local. Se encuentra en una calle sin tráfico donde corre el aire, lo cual se agradece en las noches de agosto.
Las tapas son correctas en cuanto a cantidad refiere. Nosotros hemos pedido los calamares a la romana (con rebozado casero), los nachos y la bandeja de embutidos ibéricos. El pan con alioli llevaba demasiado aceite a nuestro parecer, pero entiendo que va a gustos.
En general, creo que es un buen sitio para cenar. Con un ambiente más relajado del que puedas encontrar en otros locales de la zona. Lo recomiendo!
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