Restaurante que pese a ser estrecho y poder pasar desapercibido, guarda un tesoro en su interior. Sus dueños, de Cullera de toda la vida, ofrecen un producto fresco del mar y jugosa carne, jugando con los sabores y texturas de su buenhacer casero para las cenas. A mediodía los platos estrellas son sus arroces. La relación calidad/precio te sorprenderá, como recomendación no perderse la Crepe de Marisco, impresionante. El trato y la atención de sobresaliente. Para repetir una y otra vez.
El servicio deja mucho que desear..teníamos mesa a las 15:30 y nos sentamos a las 15:50. Tardaron mucho en hacer el arroz señoret que llegó a la mesa a las 16:40. Estaba muy bueno. Antes del arroz pedimos un tomate con vendresca y era normalito y cobraron 12 euros por el.
Conclusión valió la pena por el arroz.
Restaurante clàsico de Cullera. Producto fresco y de calidad. Arroces muy buenos. A destacar el pulpo y también los postres caseros. Recomemdable.
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