Paramos a las 15,25 un domingo guiándonos por la buenas valoraciones y pensamos que no nos darían ni de comer porque no había nadie ,parecía cerrado.
Menu del día :fabada ,ensalada de jamón y cecina de angus con queso de cabra ,otros tres segundos ( nosotros cogimos escalopines al queso y no recuerdo los otros ) y postre .El café incluido .25 euros los dos menús .
La comida increíblemente buena ,casera y generosa .
Es verdad que el sitio está muy anticuado y no muy cuidado ni limpio diría yo ,por eso le quito una estrella .Pero volvería a comer sin dudar .
El camarero correcto ,con la mascarilla colocada y mamparas alrededor de la barra .
Trato inmejorable, pinchos muy ricos, ambiente acogedor. Mucha zona de aparcamiento. Lo recomiendo.
Aunque mejorado, todavía se puede mejorar, con el suelo, por ejemplo, ya que se nota que es un local antiguo, aunque tranquilo y acogedor. Trato agradable. La comida riquísima, de calidad y abundante. Aparte, detalles por parte del dueño: invitación a entrante (bola de requesón con miel y dos fresas) y al café.
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