Simplemente una atención y una comida espectacular.
Súper atentos en todo. Lo principal siempre ha sido que estuviésemos cómodos, desde los adultos hasta el nene que venía con nosotros.
Agradable restaurante cuya especialidad, la paletilla de cordero rellena de trufa, es por encargo y para dos personas y se sirve solo al mediodía. Cenamos muy bien y la camarera era súper atenta, recomendando el vino de la casa y avisando si pedíamos de más. Comenzamos por un plato de jamón ibérico, muy rico. Deliciosos los espárragos rellenos de boletus, langostinos y trufa, uno de los platos más ricos que he comido nunca. De segundo tomamos el solomillo con foie, que estaba exquisito, poco hecho pero calentito (en muchos sitios cuando lo pides poco hecho está frío por dentro) y de postre el milhojas de la foto, maravilloso.
Producto de muy buena calidad, muy bien cocinado y el precio muy razonable. El espacio esta dividido en estancias a distintas alturas pero es muy acogedor. La gerencia y el servicio es muy muy cercano, atento y dispuestos a ofrecer una experiencia muy amena. Muy recomendables el revuelto de hongos y el pulpo a la brasa. Repetiré seguro.
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