Nuestra experiencia fue buena en cuanto a la comida. No es que sea una calidad excesiva, pero para comer bien y barato no se puede pedir más. La atención del camarero fue muy correcta. Únicamente que tardan un poco en servir si hay más personas delante tuya.
Llegamos a mediodía para almorzar. Dos personas. La terraza estaba prácticamente llena. Había una mesa libre que ocupamos inmediatamente. Nos traen la carta y la bebida. No tardamos en elegir, pues la chica que nos atendió -Ángela- nos recomendó una parrillada de pescado. Añadimos unas papas arrugadas.
Tardaron el tiempo necesario para preparar el ayanto. Previa advertencia de que no éramos de mucho entullo y que no nos gustaba dejar el plato a medias... nos sirvieron cantidad más que suficiente. A la vista estaba muy bien presentada la bandeja con todos sus msriscos y un pescado (dorada) a la espalda. Al olfato más aún porque se notaba que todo era fresco y en su punto. Acompañaban a las papas los mojos rojo -que no picaba en demasía- y verde -una delicia en su sabor, color y olor al perejil y cilantro- y bien elaborado por Ángela (según nos confesó) y a la cual felicité por su buen saber hacer. Ni un "pero" a lo que nos vino en la parrillada. Buenísimos los gueldes, los langostinos, las lapas, los mejillones, los calamares, los chopitos (esos se nos hicieron pocos) y hasta la dorada estaba en su punto. Nos lo comimos todo salvo alguna papa que ya no nos cabía.
La cuenta, después de unos cafés (no quedó ni un cantito pa'l postre) nos pareció acorde con lo que consumimos y quedamos gratamente encantados con elegir el restaurante y la atención muy correcta por parte del servicio. Volveremos, seguro!
Buena la mariscada. La camarera super atenta.
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