Todo buenísimo, tanto el lechazo, como los aperitivos y los postres. El detalle del agua abierta en la mesa que luego te cobran 3,5 es el único pero que le pongo.
Restaurante que ocupa el puesto número 1 de los restaurantes casual de Europa. Está justificada su fama, de los mejores lechazos que se pueden comer en Valladolid, su asado es perfecto, el precio 55€ el cuarto. Probamos las croquetas ( 2.50€ unidad ) que son insuperables, la ensaladilla con huevo ,sardina y trufa( 16€ ) no nos entusiasmó y una tarta de queso ( 8€ ) elaborada con crema de queso payoyo perfecta. La atención fue correcta, cordial y rápida. Visita obligada a Campaspero para degustar el Lechazo.
Es cierto que, probablemente, el mejor lechazo de la zona. Reservamos por teléfono y, casi por obligación, nos reservaron dos lechazos para 3. Seguimos las recomendaciones. Al llegar allí, pedimos unos entrantes, ya que nos los ofrecieron, y el camarero nos dijo que íbamos bien de comida. Cuando llegó el primer lechazo, llegaron las sorpresas. Estaba espléndido, lo que no sabíamos es que venía otro detrás de las mismas dimensiones, y que tras eso, también nos íbamos a llevar una represalia verbal por no habernos comido ciertas partes. En definitiva, el sitio es especial, lo hacen muy bien, pero no son profesionales con las recomendaciones y la comunicación que pueden tener hacia el cliente y entre ellos mismos. Los precios, para la zona, son elevados, 55€ por lechazo, aunque teniendo en cuenta nuestra experiencia, pueden comer 3 sin pasar hambre. Aún asi, recomiendo probarlo, lo cocinan muy bien en su horno de piedra y tiene un gusto muy especial.
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