Solemos estar por la zona y nunca nos había dado por entrar en este lugar porque pensábamos que tenía otro modelo de negocio, pero hoy nos dio por entrar y probar. Nos pedimos una caña y un vino, quiero decir que la caña es bastante grande, es de agradecer.
Luego para picar pedimos dos bocadillos pequeños, uno de jamón que estaba muy bueno, con el pan caliente, un buen jamón y tomate. Luego otro de bonito que también estaba muy rico. Nos dio por probar las croquetas y pedimos 4 de queso idiazabal y estaban buenísimas, buena masa y con sabor a queso. Un lugar que recomiendo y fijo que volveremos. Además, los dueños son muy majos, en especial el hijo del dueño. Lo único que no me gusta es que no pueden entrar los perros, pero tiene una buena terraza. Le pongo por ahora un 8/10.
Los pinchos son de una calidad exquisita y con un precio muy razonable. El servicio es fantástico y, aunque haya poco sitio (porque siempre está lleno) , te buscan opciones. Muy rápidos en cocina y super amables.
Para pedir toda la carta!!!!
Padre e hijo lo saben hacer bien, además de que es uno de los sitios en Bilbao para comer embutido de calidad y otras cosas de su gran oferta. Ánimo y seguir así que seguirá siendo una de las capillas de pintxos de la plaza. Gracias
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