Local muy acogedor con la cocina abierta para poder disfrutar también de la manera de cocinar, que siempre es interesante.
La comida deliciosa, la presentación muy original y la vajilla muy bonita.
Las raciones están bien porque, a pesar de parecer pequeñas, son suficiente cantidad para poder degustarlo y no te quedas pesado para el siguiente plato.
Para compartir dos personas hemos pedido media ración de 2 entrantes, un primer plato y el soufle con cafés. Ha sido suficiente sin quedarnos pesados.
El personal muy amable y se nota que en cocina disfrutan de su trabajo.
Volveremos.
El restaurante es pequeño. La comida muy buena, sobre todo el tartar de langostinos. El típico arroz con presa ibérica muy bueno, pero para 30€ un poco escaso. La corvina muy buena y la salsa de los nachos también. La tarta de queso no, estaba amarga, nada de azúcar. Lo que menos me ha gustado que te atienden muy rápido y sientes un poco de presión, parece que te quieren echar para sentar a otra gente.
Recomiendo al 100% por la comida, muy muy rica! Pero el sitio muy pequeño, deberían de quitar una mesa de las de dos apoyadas a la pared. La verdad es que comimos muy incómodos, nos chocábamos todo el rato con los de atrás!
El arroz muy rico pero llena mucho! El taco de salmón estaba ESPECTACULAR! El postre también muy rico y… bueno, el vermouth obviamente maravilloso, el mejor que puedas tomar en Bilbao 😉
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