Increíble. Platos desenfadados. Soy croquetera y tenía mis dudas porque he visto de todo, pero diría que son de las mejores que he probado hasta el momento. Hemos pedido directamente de la carta porque nos llamaba la atención muchas de sus mezclas. Atención cuidada. Os dejo fotos. Repetiremos porque estaba todo de 10.
Espectacular sorpresa. Entrantes con una delicadeza de Estrella Michelín y un arroz de llorar, coronado con un oloroso Fernando de Castilla (el Antique) a 38 euros. Y pides un café irlandés y lo bordan. Con un servicio que te obliga a volver y un chef y propietario (asquerosamente joven) que desborda ilusión. Muy mal tiene que ir para que no le pasen grandes cosas.
Fuimos a cenar un día entre semana, no estaba lleno y pudimos reservar sin mayor problema. En general, la calidad de lo que comimos es muy buena, gran presentación y preparaciones sofisticadas. Lo que nos sorprendió mucho es lo lentísimo que fue el servicio al principio, a los 45 minutos de sentarnos teníamos en la mesa solo la bebida y el pan. Tardaron bastante en tomarnos nota y en traer el primer plato, para luego ir un poco agobiados comiendo y retirándonos el plato demasiado rápido, casi recién terminado.
Pedimos la sinfonía de tomates (acierto total, buenísimos), la flor de calabacín y las gambitas. Todo estuvo muy bueno, y con esos tres platos más una tarta de queso (bastante normalita) cenamos 2 personas.
Resumen: buena relación calidad-precio, buen producto y bien preparado, servicio algo lento.
Repetiremos.
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