Excelente descubrimiento. Domingo a mediodía, decidimos visitar la Casa del Lobo. Buscando para comer, sin reserva, llegamos al bar que está frente al puente que cruza el río, en el centro de Belmonte de Miranda.
Comida y atención de primera, buena calidad y precio. A pesar de pedir medias raciones, éstas eran enormes. Fácil aparcamiento por la zona, gratuita.
Repetiremos!
Un bar de pueblo muy auténtico. El camarero muy agradable. Las cenas se sirven a partir de las 21:15 (para mo gusto un poco tarde). La cena muy buena, cantidad abundante. La ensalada con cecina espectacular, muy recomendable.
Un trato exquisito, nos atendieron aún sin haber reservado y ellos estar faltos de personal por una baja, la dueña se portó excepcionalmente bien e Izan no se quedó atrás, a pesar de lo joven que es, muy buen camarero; no olvidaremos el plato de fabes para una persona (hubiéramos podido comer 4 personas jeje)
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