Restaurante con inmejorable ubicación en la orilla del río cuadros. Puedes llegar con el coche hasta la puerta por una pista de tierra o dejarlo en el parking de asfalto y caminar 5-10 minutos. La comida y la atención estuvieron bien en general pero fueron bastante lentos en servirnos. La presa duroc no estaba hecha a la brasa tal y como ponía en la carta.
Vaya por delante que la comida es exquisita y de gran calidad. Me dejó muy impresionada el helado de aove que sirven como acompañamiento del tomate aliñado. Los precios acordes al entorno privilegiado en el que se ubica el negocio, el precioso adelfal de Bedmar, si bien, las raciones son algo escasas.
Como punto negativo, reseñar que el personal es claramente insuficiente en fines de semana, lo que hace que se demore mucísimo la atención. Además, nos sirvieron algo que no habíamos pedido, pero como llevábamos tanto tiempo esperando, nos pareció bien. A la segunda cerveza no le pusieron la tapa y ya no nos apeteció reclamarla.
Cada verano volvemos a este pequeño rincón con mucho encanto en pleno Parque Natural de Sierra Mágina a orillas del Río Cuadros. Una exquisita cocina en un entorno único donde se detiene el tiempo. Se adaptan perfectamente a la organización de todo tipo de eventos (véase el desayuno que nos prepararon). El servicio exquisito y el trato excelente. ¡Hay que ir y disfrutarlo!
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