Me gustó aún más que el de Castelldefels. Auténtico, bien preparado, siempre lleno de visitantes de las antiguas repúblicas soviéticas (buena señal) y con platos que valen la pena para compartir y repetir. Repetiría (de nuevo) sin dudarlo.
Nos encantó, ese es el resumen sincero. Nunca habíamos probado la cocina Georgiana y todo estuvo delicioso. La carta está muy burn explicada. Muchas raciones son abundantrs. Nos dejamos asesorar, gran servicio, para poder compartir platos.
Vamos de vez en cuando porque nos gusta comida georgiana. Lo hacen bien, trabajan con producto fresco. El local tiene su encanto.
El único "pero" es la atención. Lamentablemente hay que repetir varias veces algunas cosas (bebida en ese caso) e igual no trae todo lo que pides. Luego para otra ronda se olvida del pedido y se ocupa de otras cosas. Hasta alguien de nuestra mesa tenía que bajar y pedir nuevamente la bebida.
Cuando corrijais esa parte será un 5*.
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