Hicimos reserva para comer en este restaurante, la verdad que el ambiente es muy acogedor, la música suave con una luz tenue, los camareros muy amables y siempre dispuestos a aconsejar sobre el tipo de plato que íbamos a degustar. (Nos dejamos aconsejar en todos los platos) Una de las cosas que más me sorprendió fue que muchos de sus platos de la carta tienen indicativo de picante, algo que agradezco ya que cualquier otro Indio, cuando hace algo más moderno, atrevido y con buena presentación lo primero que parecen perder de su degustación es el picante, todo para complacer al mundo occidental, haciendo perder una parte esencia de la cocina India, las especias, los aromas y el picante, pero el bar bar se mantienen, apuestan y les sale muy bien, una experiencia culinaria muy recomendable. He comido en muchos restaurantes indios y agradezco que han sabido perfeccionarse y alejarse de los estereotipos de todo restaurante Indio, merece la pena ir y disfrutar de los sentidos, un viaje en el paladar que es capaz de transportarte. Pedimos un total de 8 platos para compartir entre 3 personas, dos botellas de agua grande (una con gas y otra sin) y un chai para cerrar. El precio fueron unos 86€ en total. Uno de los platos que todavía sigo fascinado es con la textura de coliflor, fue uno de mis favoritos, tanto por sabor, como por consistencia, textura y aromas, conseguía permanecer en el paladar, te hacía querer seguir comiendo el mismo plato y no querer probar ninguno más.