Una de las sorpresas del año en Barcelona. Pequeño restaurante en la que el producto de temporada es el protagonista. Gran juego con la proteína, que nunca es la protagonista del plato aunque tiene una gran presencia en forma de fondo o salsa. Menús de degustación para todo tipo de estómagos. Vinos biodinámicos. Local muy agradable y atención fantástica. Genial.
Segunda vez que me dejo caer por este novedoso restaurante en la ciudad; crean un homenaje a los vegetales, de forma que son el ingrediente principal del plato y los derivados animales pasan a un segundo (pero muy relevante) plano.
Me quedé enamorada de su filosofía, mostrando en su carta los mejores vegetales por fases lunares, temporadas y clasificación biodinámica (raíz, hoja, flor y fruto).
Son unos pioneros, aunque creo que necesitan ir definiendo mejor su filosofía empresarial para que la gente no se sienta un poco indignada al pedir un platillo de 17€ que dan para 4 ligerísimos bocados.
Tienen creaciones realmente buenas y únicas: los entrantes que invita la casa siempre son excepcionales, las alcachofas con jugo de pollo, el "steak tartar", las croquetas, los canelones fríos... Son platos que me encantaron.
Puntualizar que muchos platos de la carta pueden faltar y que, al final de todo, la presencia del ingrediente animal eclipsa al personaje vegetal. Es decir, la mayoría de platos brillan gracias al sabor y textura que aporta la proteína, grasa o azúcar animal: huevos, lácteos, ave, pez o ganado... No nos engañemos. Somos bastante carnívoros.
Tienen una muy buena carta de vinos ecológicos too!
Precio por cabeza aproximado: 50€ (moderándose uno mucho).
Valiente apuesta de Carlos Abellán por una cocina que pone a las verduras en el centro y reduce la proteína animal a meras pinceladas. Cocina preciosista, buen trabajo creativo, excelente atención y cuidado de las materias primas, puntos de cocción, texturas, sabores muy finos y delicados...
Menu degustación de 50€ compuesto por aperitivo de puerro marinado con cremoso de nueces, quizas algo apagado, buenas croquetas de algas, preciosa ensalada japonesa de remolacha, mas que deliciosa ensalada de calabacín , queso e hinojo (uno de los mejores platos sin duda), canelón frio de mousse bastante aburrido, muy gustosas las alcachofas, también el arroz, con un intenso fumet, y correctos y divertidos los postres.
Una experiencia sorprendente, que te obliga a recogerte y afinar los sentidos para apreciar matices inesperados y maravillosos.
Aún así echo de menos más "hallazgos" y platos inolvidables, que seguro irán surgiendo.
Personalmente creo que es una lástima que, mas allá de los guiños en el diseño de la carta, no trabajen de verdad con verdura ecológica y biodinámica, como empiezan a hacer otros restaurantes, dado que el extra de sabor es espectacular y hay algunos payeses en Barcelona que lo ofrecen.
An error has occurred! Please try again in a few minutes