Las vistas son increíbles, y al ser redondo puedes contemplar la mayor parte de la ciudad. El restaurante está decorado con motivos marinos como no podía ser de otra manera, a juego con varios de sus camareros, que son muy atentos y amables. Dispone de dos menús, si bien no especifican en la carta lo que incluye cada uno puesto que al manejar pescado fresco obliga a variar en función de lo que el mar les provee, el primero de unos 15 platos y el otro de 10. Además de poder elegir una gran variedad de entrantes, guisos y pescados.
Tuve la suerte de probar el menú de 15 platos y todos fueron exquisitos. Una grata experiencia.
Menú degustacion levando anclas fantástico, muy buen producto, sabroso, platos pequeños pero para nada sales con hambre. Buen servicio, atento. Notas negativas, esperar 30' la mesa, aunque sea en el bar de la planta inferior, y el frío polar del aire acondicionado.
Exquisito rape a la brasa con agua de Lourdes, el mejor que he probado con vistas al puerto y todo Barcelona, parada imprescindible. Entrantes y postres también muy rico, todo excelente calidad y buena relación precio. Ideal la terraza para tomar el café o copa y hacer un poco de sobremesa. Sin duda repetiremos.
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