Siempre he sido un poco reticente con respecto a comer en un restaurante con chef conocidos, platos grandes, raciones pequeñas, fusión de sabores difíciles de identificar, en fin…
Quiero empezar por el local, un sitio acogedor, música en directo, un piano que ambienta el lugar, luz tenue, en resumen un ambiente propicio para disfrutar de una velada especial.
Personal muy atento, siempre esperas, que te aconsejen, y es justo lo que encontramos, buen equipo.
La comida estuvo bien, el arroz bastante salado, puede que sea algo puntual, pero nos toco a nosotros, no pudimos comerlo y pedimos que lo retiraran, al final no estaba incluido en la factura, no llegamos a contemplarlo, pero fue una grata sorpresa, le daremos otra oportunidad 😅😃
Muy buen restaurante para compartir platos. Todos los platos muy ricos, sabores distintos y además bonitos de ver. La atención fue muy buena, desde la reserva por teléfono con Sandra hasta la atención en mesa, que fue rápida y atenta. Nos gustaron mucho todos los platos, os recomiendo la tosta de tartar de gambas y la dorada curada con uvas, impresionantes! Como no hay que probar la escalopa y la tarta de queso, que no defraudan y llenan! Precio por dos personas 45€ por cada uno. Nos hemos ido muy contentos y esperamos repetir!
Irene Peláez Gutiérrez
+5
Repetimos Fismuler! Cogollo de su huerta, aliñado comte 24 meses: me esperaba un cogollo a la brasa pero no, en frío. Pero eso sí, con una gran manta de queso comte untuoso y intenso rayado por encima. No lo volvería a pedir. Navajas gratinadas: escaldadas, cortaditas en trocitos y acabadas con cebolleta. La salsa gratinada era demasiada cantidad además de que la mezcla oriental-ácida no me entusiasmaba; demasiados sabores tapando un productazo. Bocata de oreja: un poquito de casquería en pan calentito y planchado. Muy rico! Alitas de pollo, boniato, trufa (media ración): deshuesadas y con la mejor salsa del mundo: yema de huevo! Sin duda, el mejor plato. Escalope san román, huevo poché y trufa, acompañado con parmentier de patata: lomo de cerdo extrafino, dorado jugoso y crujientito! Una delicia nada empalagosa. De postre, una copas de sus destilados (hacen medias copas) macerado con pieles de frutas: no hay mejor broche final!
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