De los mejores lugares en los que he estado nunca... Te teletransporta a otra época, tiene ese aura medieval y rural que hace que te sientas acogido según entras por la puerta, ya sea verano o invierno.
Comida riquísima, trato muy bueno, y precios razonables. Lo único que mejoraría sería el tamaño de la tarta de queso... Aunque estaba buenísima, era como una lámina. El café de pota inmejorable, ¡me bebería un barril! Música perfecta, para un sitio de cuento.
Lugar mágico, confortable y acogedor. Carta cortita pero buena y hay que dejarse asesorar para probar quesos (muy bueno de cabra de Veigadarte) pescado (espectacular la trucha) y ternera. Ir precavidos con efectivo por no tener pago con tarjeta también con bizum.
Es una experiencia totalmente recomendable. Una palloza con un ambiente y decoración muy cuidado. No tiene demasiadas mesas por lo que la atención es bastante personal. La comida es francamente buena y en servicio atento y muy cercana.
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