El servicio fue bueno, el ambiente muy acogedor y la comida deliciosa. De bienvenida me dieron un caldo de carne muy bueno, la entrada y la comida muy buenas. Dos platos, una bebida por Q300 como referencia.
Excelente ubicación y mobiliario, la atención del personal es excepcional.
El espacio entre mesas es un poco angosto tomando en cuenta el tráfico en el salón.
Los servicios sanitarios son para una persona lo cual dificulta el movimiento pero, hay dos servicios para cada sexo en áreas opuestas del edificio.
La comida servida en tiempo y en su punto, el personal extremada mente amable cabe notar que "Elizandro" fue la estrella del personal.
El único comentario negativo de mi parte sería: el panacota parece más una gelatina de vainilla está demasiado cuajado y la textura no es lo que esperaba.
La comida es deliciosa y los platos son de buen tamaño. La ensalada Cesar es buena solo le hizo falta un poco de aderezo, el atún tartar delicioso, los tacos de chicharrón de puyazo muy buenos como entrada y el prime ribeye excelente. Nos encantó tener la vista de la ruina desde nuestra mesa y la atención del personal 100 puntos, sin duda regresaría.
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