Almorzamos unas sabrosas pizzas, tamaño italiano 😉, de masa fina y crujiente, generosas en ingredientes. Quedamos plenamente satisfechos. El café muy bueno, también. No probamos los postres porque no nos cabía más... La próxima vez será.
El local está llevado por una amable familia italiana. El espacio es agradable y acogedor.
La comida espectacular, el trato increíble y muy buen ambiente. Gracias Felice y Benedetta, encantada de poder disfrutar de verdadera comida italiana y de ir probando distintas recetas hechas con mucho cariño.
No le doy más estrellas porque no hay!!. Desde que llegamos, el propietario nos atendió mejor que bien. La carta es estupenda. Nos recomendó un vino blanco italiano que estaba perfecto para acompañar lo que pedimos. Comimos tabla de embutidos de primero (embutido italiano) que venía acompañado con una focaccia ESPECTACULAR en lugar del típico pan... y pasta (ravioli) acompañado con su salsa de salmón y calabacín (UN ESPECTÁCULO) de segundo... Todo para compartir. De postre nos dejamos recomendar por el dueño y nos trajo un postre que, según nos comentó, lleva siendo su merienda desde hace 49 años. El chupito de limoncello casero muy bueno.
La verdad es que veníamos de un almuerzo que nos defraudó en otro local, más la rutita en moto por la isla, cansados, y nos dejó gratamente sorprendidos y contentísimos de haberles encontrado para cenar. Totalmente recomendable y repetiremos seguro si están por allí.
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