Hicimos una paradinha para almorzar y nos recibió una amable mujer, claramente nórdica o anglosajona que deslizaba con naturalidad el valencià. Probé los figatells y....mmmm, buenísimo. La terraza interior es una maravilla, buena vista y solecito.
Hemos estado muy bien atendidos y los dueños, muy amables
El entorno maravilloso y las vistas desde la terraza comedor, han hecho de la comida un placer espectacular
Todo acompañado por un penetrante olor a azahar...
Tranquilidad y silencio, solo roto por el canto de los gallos
La comida muy buena, de la tierra y a un precio muy asequible
Muy de agradecer en estos tiempos tan de olvidar...
Almuerzo buenisimo, en la terracita se está de maravilla. La atención , como siempre de 10.
Gracias.
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