Fuimos 2 personas a comer un lunes de agosto sin reserva. Entramos pronto por lo que aún sin reserva pudimos escoger mesa. El local es enorme y la decoración es moderna, tienen mesas para grupos grandes. Los baños son amplios y están en el piso bajo, pero tienen cuadros que no tienen sentido con la decoración del restaurante. La carta tiene bastante variedad de platos y precios. En nuestro caso no teníamos mucha hambre y pedimos unas volandeiras junto con dos platos del día: arroz blanco con chipirones y secreto con patatas fritas que incluía un criollo. El plato del día te incluye bebida y postre por 12,5€, lo que no nos esperábamos era la cantidad tan grande de comida. El arroz blanco llevaba algo de verdura salteada y al menos 7 chipirones, mientras que el secreto llevaba 3 filetes, un criollo y abundantes patatas fritas. Después de comernos la ración de 10 volandeiras y el aperitivo (una salsita como vinagreta para untar) con la ración de pan, no nos quedó más remedio que pedir gran parte de la comida para llevar. De postre pedimos un mousse de limón y otro de chocolate, cuya cantidad era más normal. Todo estaba bien de sabor, aunque el arroz parecía estar algo grasiento. El precio estuvo bien para la cantidad y calidad, pero nos hubiera gustado que nos hubieran orientado a pedir menos y así poder terminar los platos.

Un sitio muy bueno, en la entrada tienen una cámara con toda la carne y ya se ve que va a ser de calidad, comimos pulpo y luego un chuleton de ternera al peso, te ponen un hornillo para ir calentando o pasando mas la carne a tu gusto, viene acompañado de una fuente enorme de patatas y una ensalada enorme también. Calidad/precio muy recomendable sin duda para volver a repetir, como critica, falta una buena tarta de queso para finalizar 😜