Muy bien atendidos y recomendados, tanto en la elección de los platos como de los vinos. Comida elaborada y con buenos productos. En un local con diseño y decorado con muy buen gusto.
Me ha encantado. Todo lo que pedimos estaba muy rico. La carta es muy variada y el ambiente muy agradable.
Hay lugares en los que simplemente sentarse a comer es un placer, y este es uno de esos lugares.
El servicio fue excepcional desde la recepción hasta la salida, el camarero nos explicó al detalle todo sobre los diferentes platos que le preguntamos. Muy atento.
Cómo aspecto negativo tengo que señalar que falló la comanda y se dejaron un plato sin servir.
Los mejores platos para mí gusto:
- Tartar de langostinos con aguacate y mango
- carbón de bacalao
- poke de salmón
También pedimos un risotto al que nos hubiese gustado encontrarle más sabor, nos resultó un poco insulso.
Respecto a los postres ricos en general, el único que creemos que pueden mejorar es el de los cucuruchos con helado que quizá no esté dentro de precio.
En conclusión, volveremos a visitar este lugar, y será pronto. Muy recomendable.
Muy buena experiencia en el Restaurante María Castaña en Écija, un lugar a tener en cuenta al visitar Écija. Todo muy bien desde el servicio hasta la comida, platos bien presentados y sabores ricos y sorprendentes. Destacar también los postres La cafetera y la Maceta
Tienen una muy cuidada carta intentando dar cabida a todo tipo de paladares ya sean más de carne o de pescado mezclando platos entre tradicional y con determinados toques. Excelente el poke de atún y las gyozas. La decoración y el ambiente es de categoría y el servicio de 10!!. Ojo con el tamaño de los platos a la hora de pedir.....no pudimos acabar los nuestros!!
Comida espectacular, el trato de los camareros muy positivo, te atendían muy amables y te aconsejaban sobre qué pedir. La comida muy buena presentación y rica, y el sitio una maravilla.
JOSE antonio Gonzalez Gargallo
+5
Wok de verduras y rabo de toro, espectacular.
Todo muy bueno, con raciones muy generosas, y precio para dos con dos copas de vino, y bermout y un entrante, 47€
Me a parecido muy bien..
Servicio espectacular.
Repetiré.
Muy buena atención. Hemos llegado sin reserva y nos han acomodado rápido en la terraza que es muy agradable si no hace demasiado calor. Lo malo es que los camareros suben y bajan demasiadas escaleras. Los salones interiores también son muy bonitos y tienen aire acondicionado.
En cuanto a la comida recomendaría el risotto de calabaza y el teriyaki de pollo que estaba exquisito con sus verduritas. No recomiendo las patatas bravas porque llevaban una mayonesa muy fuerte con dos gotas de ketchup. De las peores que hemos probado.
De postre pedimos la famosa maceta. Nos dijeron que llevaba helado de vainilla pero el helado que nos pusieron sabía a licor y mataba el gusto del brownie.
En general nos ha gustado y si volvemos repetiremos, ya que tiene una carta muy amplia y muchos platos apetecibles, aunque es caro (2,4 por un trozo de pan para cada uno)
El proceso de reserva fue genial. Te llega un sms de confirmación y además puedes añadir información adicional. Cuando llegamos, nos sorprendió muy gratamente tanto la amabilidad de los camareros como el local en sí, decorado con muy buen gusto.
El ambiente es muy agradable. Había parejitas cenando, grupos de amigos tapeando...
En cuanto nos sentamos a la mesa, nos pusieron un aperitivo de pan con aceite y sal negra con sabor a huevo frito buenísimo.
La comida está muy buena y en su justa medida relación calidad precio.
Arriba del todo tienen una terraza con unas bonitas vistas de Écija que estoy seguro, en primavera - verano tiene que ser una pasada por la noche.
En resumen, se trata de un restaurante montado con mucho esmero y en el que se nota que todo está hecho con mucho cariño, haciendo que te sientas a gusto desde que llegas.
Aunque somos de Sevilla capital, sin duda volveremos en nuestra próxima visita a Écija. Precioso pueblo.
Un bar sorprendente en Écija, moderno, con una ambientación sugerente. La comida muy rica, avalada por el aceite y el pan que te ponen de aperitivo. Si así empieza la comida, nunca puede acabar mal.
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