Espectacular!! De las mejores cocinas que conozco. Increíble el cochinillo a baja temperatura, el canelón de pato y foié, sus croquetas crujientes y con un relleno cremoso y sus bravas innovadoras. Y para los amantes del tartar de vacuno, fuera de carta había hoy uno servido con tuétano, en su hueso. Brutal!!
8/10. Servicio muy bueno y rápido, simpáticos y nos sugirieron especialidades. también se molestaron en preguntar gustos como el punto de picante del steak tartar.
Pasando a la comida, creo que si no tuviese una presentación tan buena, le habría subido más la puntuación, pero estos emplatados crean una expectativa que no se iguala con el sabor:
Toda la comida estaba buena, enserio. Recomiendo venir a comer, y probar varios platos, pero no son excelentes. El steak estaba bueno y el helado de mostaza le quedaba bien, pero el sabor era suave (no el picante, eso estaba bien).
La pata de pulpo a la brasa estaba super tierna, increíble lo bien que estaba cocinada, pero sabia demasiado al tostado de la brasa, muy por encima del sabor del pulpo. Además la espuma de abajo esperas que sea de patata o un sabor similar, ya que la tradición te dice que será un puré de patatas al estilo del norte, pero es una espuma con sabor a mar, como si la hubiesen hecho con el caldo del pulpo.
Las bravas cortadas como pasta de milhojas, una gran idea, haciendo que se quede muy crujiente, pero ese mismo proceso hace que se queden algo secas, y por eso le ponen mucha salsa. La salsa aqui sabía a mayonesa y salsa rosa, echo de menos una salsa casera que le de personalidad al plato (tal vez con pimentón, o incluso una variación de romesco un poco picante, estilo salsa brava le quedaría genial).
El postre nos dijeron que es el plato más pedido, y lo cierto es que es un gran postre, PERO no es un cheesecake, creo que el nombre es un clickbait porque está de moda. Sería más acertado decir que es un coulant de queso azul. Tiene una capa crujiente por fuera muy bien lograda sabor a caramelo y la crema recuerda a una mezcla de Camembert con un toque de queso azul, bien combinado, sin empalagar.
Probé otros platos (cebiche de dorada, tataki de atún, mejillones estilo tailandés, y otros postres) y todos tienen la misma pega, buenos platos, no geniales.
En resumen, buenas ideas, buenos platos, buen sitio, con demasiados peros. Fue una buena cena, simplemente no me apetece volver o llevar a amigos allí.
Trato muy agradable y atento, donde destaca la calidad de innovación con platos de fuera de carta y con productos de temporada. La comida está muy rica y es recomendable comer platos compartidos para probar variedad. Precio medio alto, pero lo vale. No hay menús de fin de semana.
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