No hagáis caso a las reseñas negativas. La comida es totalmente casera, bien hecha, y son amabilísimos. Se nota que es negocio familiar. Nosotros hemos tenido una experiencia super agradable, aparte de que el local por dentro es precioso. El servicio, además, bastante rápido. Si que es verdad que octubre no es temporada alta, pero para nosotros, experiencia fantastica.
Cena espectacular. Pedimos la ensalada con queso de cabra, y estaba deliciosa. El entrecot en su punto, y el canelón de esparragos.
Lo acompañamos con el vino tinto de la casa, relación calidad-precio, perfecto.
En cuanto al postre nos dejamos aconsejar por la camarera y acertó de pleno, hay que destacar que su atención fue inmejorable. Nos hizo sentir como en casa, muy educada y simpática.
El precio no era muy barato, pero era muy buena calidad.
La carretera hasta llegar al pueblo tiene bastantes curvas, pero merece la pena. Repetiremos sin pensarlo!
Subida por carretera doble sentido sin línea de doble carril, de camino en busca de una visión del Aneto descubrimos este rincón para comer y pasar un rato agradable, el servicio muy amable y la carne sabrosa, el paté de caza especial, recomendable totalmente
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