Un lugar emblemático en Toledo construido sobre ruinas que se remontan a la Edad de Bronce y que pueden verse un poco a través del suelo transparente del local. Comida a base de raciones con una carta que no es larga pero a la que no le faltan las imprescindibles. Dan buenos aperitivos y todo lo que he probado está muy rico. Tienen raciones de comida clásica toledana y los precios no son normales. El personal trabaja mucho para atender rápido y son muy profesionales y agradables. El local es muy chulo y añejo por su historia. Tienen salón superior, bar para picotear y terraza resguardada.
Todo lo que hemos probado nos ha gustado mucho. Era la primera vez que probábamos la carcamusa y nos ha encantado.
La atención por parte de los camareros muy buena.
No le pongo 5 estrellas porque hemos comido en la parte de abajo y la acústica era muy mala , demasiado ruido. Teníamos la mesa pegada a la pared y al ser tipo cueva nos ha caído arena de la pared dentro de la bebida.
Si volvemos a Toledo seguro que repetimos para probar más cosas.
Comida muy rica y a buen precio. Fuimos un sábado y esperamos como 1h y 20 min en conseguir mesa, siempre está a reventar.
Un camarero con coletilla muy majo y atento en todo momento, agradecerle su atención.
Sin embargo había otra chica en la parte de arriba a la que llegamos a pedirle lo mismo hasta tres veces sin que nos hiciera caso, y con malas caras.
En resumen, buen sitio para comer pero siempre está saturado.
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