Es un restaurante donde además de disfrutar de una buena cocina y una atención profesional, vais a disfrutar mucho con la llamativa puesta en escena de muchos de los platos. ¿Quién dijo que con el ojo no come?
Muy recomendables el tartar de atún, la versión de bacalao dorado, las croquetas de solomillo al whisky… ¡Todo genial! Volveremos.
Pequeño y coqueto restaurante en el centro de Sevilla. La atención de la camarera fue estupenda, agradable y atenta. Los platos muy sabrosos, destacaría una reinvención de la ensaladilla, un pulpo con patatas delicioso, unos canelones de jabalí magníficos y un postre llamado recuerdo realmente bueno. Mantiene todo un equilibrio perfecto entre calidad y precio, atención, ingredientes de primera, cantidades que no son ridículas y sabor. Sin duda volveré.
El trato fue magnífico, el camarero era muy agradable y atento, por no decir que la presentación de los platos (breve inciso para decir que no saco muy bien las fotos, y que pedimos 3 platos más) era preciosa, pero sobre todo, la comida está muy buena, y a un precio espectacular calidad-precio.
Comimos por 38 euros y mejor no podríamos haber comido, para todo lo que pedimos, por no decir que la comida no se siente nada pesada cuando terminas de comer.
Sin duda un sitio al que volveremos.
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