Fantástica experiencia en restaurante Zelai. Un sitio que, pese a su céntrica ubicación (a par de calles de la Plaza Nueva) no había visitado aún. Mayor ha sido la sorpresa.
El local tiene un tamaño considerable, lo que permite emplazar bastantes mesas. Pese a ello, el servicio es excelente, muy atento y muy rápido durante toda la estancia (muchos otros locales de nivel parecen olvidarse de ti una vez tomada la comanda).
La decoración tiene un aire moderno en madera que, a mí personalmente me gusta mucho. Aunque considero que se genera demasiada reverberación y, en momentos puntuales, con el local lleno suele haber bastante ruido (evidentemente, culpa de nosotros comensales, que tendemos a intentar superar el volumen del que ya está haciendo ruido).
La carta está muy concentrada, lo cual me encanta; "lo que tenemos lo hacemos genial", sin más, no es necesaria una carta infinita con 1000 platos.
Nosotros, en concreto, intentamos resistir las ganas de pedirlo todo y comenzamos con un cono de steak tartar que, como podréis observar en las fotos, tiene una presentación increíble. Merece la pena probar este pequeño bocado para abrir boca. A continuación, unas bravas que, debo decir, han sido las mejores bravas que he comido en mucho tiempo: la fritura de la patata era perfecta, crujiente por fuera y perfectamente cocidas por dentro; la salsa es realmente increíbe y, NOVEDAD: ¡PICAN!... Sí, parece que cuesta encontrar unas bravas picantes hoy en día, pero en Zelai las tienen y, además, con un toque nada despreciable de innovación. Preparan unas esferificaciones de salsa picante que, como si de caviar se tratase, coronal el plato. Los detalles importan... sabor de 10 y ejecución perfecta.
Seguimos con el fantástico brioche de costillar ibérico, cocinado a baja temperatura y servido con cebolla y chips extra crujientes y salsa bbq casera. Como digo, me pareció fantástico aunque, considero que la salsa barbaca se lo come todo demasiado. Cosa que, evidentemente, es cuestión de gustos... El pan es de otro mundo, crujiente en su corteza, ultra mullido en su interior y con un potente sabor a mantequilla.
Tras esto, pedimos también una tabla de quesos y un increíble ceviche peruano servido con niebla fría de cilantro (dejo video). Este último un verdadero MUST de la carta que se disfruta desde que se sirve hasta que se acaba la última gota del plato. A mí, particularmente, me parece que se disfruta mucho más el ceviche con cuchara, me gusta llevar un poco de todo en cada bocado y, por supuesto, bien bañado con la leche de tigre. Sin embargo, en el 90% los sitios que lo pide suelen servirlo con tenedor. Consciente de que, quizá, el problema soy yo, recomiendo comerlo de esta forma, modifica bastante la experiencia.
Para concluir, la tarta crack (chocolate denso, crema de cacao, 6,5galletas migadas y caramelo salado), carrot cake y un cóctel riquísimo cuyo nombre, si no recuerdo mal, era chiclano. Espero no equivocarme...
En general, un sitio de 10 al que espero volver lo antes posible.
Muy recomendable.
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